Sinceramente, me cuesta buscarle problemas a la novela de Juan Gómez Jurado. Cuando encuentro algo que me ha gustado menos, resulta que tiene también algo de positivo y lo negativo acaba anulándose. Me explico: La novela empieza narrada en primera persona por el Doctor Evans, desde el corredor de la muerte, y con la intención de contarnos cómo llegó hasta allí. A partir de determinado punto, a veces se intercalan capítulos en tercera persona que siguen las acciones de otros dos personajes. Bien, por un lado piensas “vaya, es una pena porque ha estropeado esa sensación de testimonio que tan bien le venía a la novela”, pero te das cuenta al instante de que todo, todo, todo en esta historia está al servicio de la trama, del ritmo y de la acción.
Esos capítulos intercalados son tan necesarios como adictivos.
Y es que El paciente es puro thriller. Desde el primer momento entras en una montaña rusa que no va a dejar de girar y acelerar hasta que llegue a su destino. Con un personaje principal, el Doctor Evans, magníficamente dibujado y dotado de tanto carisma y personalidad que sentirás como un amigo cercano en cuanto lleves unas páginas; y con un grupo de secundarios que están donde deben estar, son como deben ser y todas sus acciones, palabras y sentimientos te quedan claros en apenas unas pinceladas.
Es una novela frenética, con un protagonista desesperado y empujado a una situación límite. Se lee con facilidad, puesto que su narrativa es ágil y muy cercana (ese estilo testimonial le viene muy bien, como ya he comentado, no se embrolla en rocambolescas descripciones y se basa más en las percepciones que cualquiera, como ser humano, puede apreciar de las cosas), y es difícil dejar de pasar páginas una vez estás en faena.
Es fácil imaginar que llegue a haber una película de El paciente.
No os perdáis este libro, os va a tener en vilo de principio a fin.