
Esos capítulos intercalados son tan necesarios como adictivos.
Y es que El paciente es puro thriller. Desde el primer momento entras en una montaña rusa que no va a dejar de girar y acelerar hasta que llegue a su destino. Con un personaje principal, el Doctor Evans, magníficamente dibujado y dotado de tanto carisma y personalidad que sentirás como un amigo cercano en cuanto lleves unas páginas; y con un grupo de secundarios que están donde deben estar, son como deben ser y todas sus acciones, palabras y sentimientos te quedan claros en apenas unas pinceladas.
Es una novela frenética, con un protagonista desesperado y empujado a una situación límite. Se lee con facilidad, puesto que su narrativa es ágil y muy cercana (ese estilo testimonial le viene muy bien, como ya he comentado, no se embrolla en rocambolescas descripciones y se basa más en las percepciones que cualquiera, como ser humano, puede apreciar de las cosas), y es difícil dejar de pasar páginas una vez estás en faena.
Es fácil imaginar que llegue a haber una película de El paciente.
No os perdáis este libro, os va a tener en vilo de principio a fin.