SINOPSIS:
Córdoba, año 976. El Califa al-Hakam II fallece, víctima de
una apoplejía. Faiq al-Nizami, gran jefe de la Casa de Correos, y Yawdar,
halconero y jefe de la guardia real, eunucos encargados de velar por su salud,
pretender ocultar su muerte al visir al-Mushafi. Ambos pretenden ganar tiempo
para poder afianzar la proclamación de al-Mugira, hermano de al-Hakam II, como
nuevo Príncipe de los Creyentes.Sin embargo, el visir al-Mushafi pretende entronizar al príncipe Hisham, hijo del monarca recién fallecido, ya que al ser éste menor de edad, esto le permitirá ejercer la regencia y obtener así los poderes de un Califa. Como Iznogud el infame, una de los personajes más famosos y celebrados de René Goscinny y el dibujante Jean Tabary, al-Mushafi "quiere ser califa en lugar del califa". Ante la sospecha de una conjura por parte de Faiq al-Nizami y Yawdar para imponer rápidamente a su candidato, el visir se reúne con una serie de partidarios de la dinastía Omeya para discutir sobre que solución adoptar para abortar la conspiración.
COMENTARIO:
“La conjura de
Córdoba " es un libro clásico, en el sentido más
radical de la palabra, en el más "homérico": me ha recordado mucho a "La Iliada" y a "La Odisea ". A lo largo de ambos libros, nos
encontramos a veces con largas discusiones entre dioses del Olimpo o entre
héroes atenienses y espartanos en las que debaten sobre todo lo divino y lo
humano; con frecuencia se plantean conflictos que tienen que ver con conceptos
tales como el honor, la ética , etc. Hay un asunto grave que resolver y varios
personajes no
consiguen ponerse de acuerdo a la hora de aportar una solución. Así, nos
encontramos con largos diálogos en los cuales éstos (que pueden ser dioses del Olimpo
como Zeus, Atenea etc. o héroes como Aquiles, Héctor, Ulises…) nos regalan
"interminables" parlamentos en los que exponen sus razones, se echan en cara cosas o se regalan
reproches con generosidad manifiesta.
Bueno, pues algo así es “La conjura de Córdoba". Una vez planteado el conflicto del presunto complot de los eunucos, una serie de personajes se reúnen en el palacio del visir y discuten sobre cuál es el mejor modo (o el más ético) de acabar con la conspiración. Cada uno de ellos va exponiendo sus razones y como no consiguen ponerse de acuerdo, la discusión se convierte en "interminable"; en varias ocasiones, el tema parece desembocar en un callejón sin salida.
No hay acción ni batallas, ni crueles manifestaciones de violencia o sadismo por parte de "malvados árabes", ni nada parecido. Kresdez opta por un estilo narrativo más cercano a lo teatral que a lo novelesco y pienso que, en ese sentido, arriesga demasiado. La mayor parte de las novelas históricas suelen decantarse por la violencia, la acción, la aventura … Intentar sustentar un tanto por ciento importante de la narración en el diálogo me parece una empresa bastante osada, pero también muy valiente. En ese sentido, "La conjura de Córdoba " es claramente anti-comercial, algo que no me parece mal porque indica que Krasdez escribió la novela que quería escribir y punto, algo que me parece digno de elogio en los tiempos que corren en los que, con frecuencia, se sacrifican parte de las intenciones del autor por conseguir una novela "accesible" para el gran público.
Por un lado, esta estructura permite que conozcamos las razones de cada uno de los personajes, pero por otro lado, me provoca una evidente impaciencia cuando van pasando capítulos y la cosa no parece tener visos de variar. Uno tiene ganas de que el visir y sus atláteres terminen de discutir y se pongan a la acción… pero, por lo que se ve al autor le interesa más exponer cuestiones que tienen que ver con la ética, el honor, ("¿quiénes son los verdaderos instigadores del complot?" o si Al-Mugira está implicado o no en la conspiración; "¿A quién se debe ajusticiar: a los dos eunucos o a Al-Mugira, el candidato al pretenden entronizar?") y hacernos reflexionar sobre ellas. Pero poco más.
Pero lo curioso del caso, es que a pesar de todo "La conjura de Córdoba " me resultó un libro bastante agradecido de leer, ya que el autor utiliza un lenguaje claro y accesible para la inmensa mayoría de la gente. No resulta para nada indigesto. Se lee muy bien y me ha parecido, en general, bastante interesante.
Lo único que echo en falta es una mayor claridad en la descripción de los personajes. Me explico, cada uno de los políticos, jueces, funcionarios o militares que apoyan (o no) al visir en su intento de abortar la conjura hablan, discuten, polemizan… pero, a veces, cuesta saber quién es quién. Para que esto no suceda, Kresdez introduce en los diálogos, anécdotas que explican un poco las razones o motivaciones de cada uno de ellos. Este método no me parece mal tampoco. Pero, desde mi punto de vista, tendría que ser algo previo a la reunión en el palacio del visir no algo introducido o intercalado en medio de una conversación o una discusión. Pienso que así quedaría mucho más claro todo y provocaría una menor confusión en el lector.
Lo dicho, una novela bastante arriesgada en sus planteamientos que finalmente se salda con buena nota, pese a que posea, en mi opinión, aspectos bastante mejorables.
Bueno, pues algo así es “La conjura de Córdoba". Una vez planteado el conflicto del presunto complot de los eunucos, una serie de personajes se reúnen en el palacio del visir y discuten sobre cuál es el mejor modo (o el más ético) de acabar con la conspiración. Cada uno de ellos va exponiendo sus razones y como no consiguen ponerse de acuerdo, la discusión se convierte en "interminable"; en varias ocasiones, el tema parece desembocar en un callejón sin salida.
No hay acción ni batallas, ni crueles manifestaciones de violencia o sadismo por parte de "malvados árabes", ni nada parecido. Kresdez opta por un estilo narrativo más cercano a lo teatral que a lo novelesco y pienso que, en ese sentido, arriesga demasiado. La mayor parte de las novelas históricas suelen decantarse por la violencia, la acción, la aventura … Intentar sustentar un tanto por ciento importante de la narración en el diálogo me parece una empresa bastante osada, pero también muy valiente. En ese sentido, "La conjura de Córdoba " es claramente anti-comercial, algo que no me parece mal porque indica que Krasdez escribió la novela que quería escribir y punto, algo que me parece digno de elogio en los tiempos que corren en los que, con frecuencia, se sacrifican parte de las intenciones del autor por conseguir una novela "accesible" para el gran público.
Por un lado, esta estructura permite que conozcamos las razones de cada uno de los personajes, pero por otro lado, me provoca una evidente impaciencia cuando van pasando capítulos y la cosa no parece tener visos de variar. Uno tiene ganas de que el visir y sus atláteres terminen de discutir y se pongan a la acción… pero, por lo que se ve al autor le interesa más exponer cuestiones que tienen que ver con la ética, el honor, ("¿quiénes son los verdaderos instigadores del complot?" o si Al-Mugira está implicado o no en la conspiración; "¿A quién se debe ajusticiar: a los dos eunucos o a Al-Mugira, el candidato al pretenden entronizar?") y hacernos reflexionar sobre ellas. Pero poco más.
Pero lo curioso del caso, es que a pesar de todo "La conjura de Córdoba " me resultó un libro bastante agradecido de leer, ya que el autor utiliza un lenguaje claro y accesible para la inmensa mayoría de la gente. No resulta para nada indigesto. Se lee muy bien y me ha parecido, en general, bastante interesante.
Lo único que echo en falta es una mayor claridad en la descripción de los personajes. Me explico, cada uno de los políticos, jueces, funcionarios o militares que apoyan (o no) al visir en su intento de abortar la conjura hablan, discuten, polemizan… pero, a veces, cuesta saber quién es quién. Para que esto no suceda, Kresdez introduce en los diálogos, anécdotas que explican un poco las razones o motivaciones de cada uno de ellos. Este método no me parece mal tampoco. Pero, desde mi punto de vista, tendría que ser algo previo a la reunión en el palacio del visir no algo introducido o intercalado en medio de una conversación o una discusión. Pienso que así quedaría mucho más claro todo y provocaría una menor confusión en el lector.
Lo dicho, una novela bastante arriesgada en sus planteamientos que finalmente se salda con buena nota, pese a que posea, en mi opinión, aspectos bastante mejorables.
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