Acabo de leer la primera de las novelas que componen la trilogía que Santiago Posteguillo dedica a la figura de Publio Cornelio Escipión “El Africano”, se trata de “Africanus: el hijo del cónsul”, que junto a “Las legiones malditas” y “La traición de Roma”, componen esta extensa trama sobre las figuras de Escipión Africano y el genial Aníbal Barca. En mi opinión es un excelente libro para aprender historia, que a la vez es ameno y entretenido. Si alguien no sabe nada o casi nada acerca de esta época, yo recomiendo esta lectura. El autor ha sido meticuloso en cuanto a la ambientación y la sucesión de hechos, siendo estos fieles a las fuentes. Los huecos que la historia ha dejado, creo que los ha rellenado de forma verosímil.
La figura de Aníbal se muestra como un general frío, lejos de ser impulsivo o poco reflexivo, a veces cruel, otras magnánimo cuando era necesario para sus intereses, en definitiva, no sólo como un genial militar si no también un gran político, a diferencia de la mayoría de los cónsules romanos, los cuales perdieron todas las batallas por culpa de su incompetencia o simple soberbia. En contraposición a Aníbal aparece Quinto Fabio Máximo, llamado el Cunctator (el que retrasa), por su táctica de no entablar combate con Aníbal, dando buenos resultados a Roma. Éste es más reflexivo, y con mayor capacidad militar. Es el personaje más ambicioso y cruel, mientras Escipión el africano surge como un joven sensible, inteligente, justo, reflexivo y como el otro gran talento militar de la época.
Puede alguien deducir de lo anterior que los personajes son maniqueos. En general no, ya que los hechos históricos así lo establecen, pero en concreto, en el caso de la relación entre Escipión y su esposa, y de este y su amigo Cayo Lelio, es demasiado sentimental para ser creída, máxime cuando para los demás personajes no existe tal., como si el único que sufriera fuera él, dando una imagen muy del celuloide, intentado el autor, supongo, dejar claro quién es el protagonista.
Un gran acierto de la novela es la inclusión de Tito Macio, y de cómo el sufrimiento humano puede ser enorme y, sin embargo, conseguir subsistir. Desde el teatro, pasando por comerciante, como legionario y trabajando en un molino tan sólo para poder comer, sufrimos y nos alegramos con Tito. Para mi gusto el personaje más auténtico y emocionante.
Las batallas están bien narradas. Por fin un autor no da por sentado que el lector tiene conocimientos de tácticas de guerra antigua y, además de explicar bien los movimientos, el libro se acompaña de un díptico con esquemas de las diferentes contiendas.
Resumiendo, un libro para todos los públicos, con vocación didáctica, y por ello muy cuidado en su base histórica, con personajes, en general, bien construidos. Las motivaciones de algunos de los protagonistas son conjeturas, pero casi todas plausibles.
Una buena novela.
Si queréis profundizar algo más en esta magnífica novela de Posteguillo os remito a la siguiente entrevista que Mónica Fuentes, de la Universidad Complutense de Madrid, le hace al autor.
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