martes, 2 de agosto de 2011

MIS LECTURAS: "El Diamante de la Reina" de Maria Pau Domínguez

ARGUMENTO
Día 22 de junio de 1559, el rey de Francia Enrique II no para de caminar de un lado hacia otro del palacio, nervioso porque en este día es como si le arrancaran un pedazo de su cuerpo, todo esto se debe porque es el día en el que su hija Isabel de Valois será casada en la catedral de Notre Dame por poderes, sin embargo, su madre, la reina Catalina de Médicis está contenta porque su hija se va a casar con el rey más fuerte del mundo, nada más y nada menos que Felipe II, y por lo tanto su hija sería reina de España.
Isabel de Valois era una niña de 13 años que no la cabía en la cabeza que sus padres la entregaran a un hombre 20 años mayor que ella, no estaba de acuerdo con ese matrimonio pero no la quedó más remedio que aceptarlo, a su padre tampoco le hacía mucha gracia pero las cosas eran así.
Llega la hora y Enrique II lleva a su hija del brazo hasta el altar, allí la estaba esperando el Duque de Alba Fernando Álvarez de Toledo, en representación del monarca Felipe II.
Cuando terminó la ceremonia, el Duque de Alba, se metió en la cama con ella delante de sus padres, Isabel asustada y llena de asco pensaba que iba a osar en hacer lo que un matrimonio hace cuando se casan, pero solamente se metió en la cama y nada más, ese momento no lo olvidará jamás Isabel.
Isabel de Valois en un principio estaba destinada al príncipe Carlos, hijo de Felipe II, e incluso la mandaron un retrato de este pintado por Alonso Sánchez Coello.
Según se veía en el cuadro parecía que el chico no estaba mal y por lo menos era de su edad, pero lo que nunca se pensaba es que iba a terminar con el padre, quien fue marido de su tía María Tudor, su segunda esposa, una mujer según Isabel muy desagradable y tenía la teoría de que una persona que ha estado casado con ella, sería de la misma ralea, y al monarca le consideraba como un monstruo.
A los tres días de su boda, su padre al que adoraba tiene un accidente celebrando la boda de ella en un torneo contra el Conde de Montgomery, con la mala suerte que a este se le rompió la lanza y se la clavó en el ojo a Enrique II, el cual murió, porque no pudieron hacer nada de nada.
Llega el día de la partida de Isabel de Valois hacía Guadalajara donde la estaba esperando su esposo Felipe II. En el viaje se llevó a muchísima gente de su corte, entre ellos estaban criados, cinco camaristas, varios médicos y secretarios, también se llevó a docena y media de acemileros para que se hicieran cargo de un montón de mulas, seis cocineros con sus respectivos ayudantes, confesores, a su sastre querido, vihuelistas y cuatro damas personales, como era su prima Anna de Bourbon-Montpensier, Madame Vineux, Madame de clermont y a Susana de Borbón a la que llamaban Madame Rieux. Pero aquí no acaba todo porque también se llevó al bufón real FranÇois Montaigne.
Pasados ya bastantes días llegan al Alcázar de Toledo, allí se encontraba Juan de Austria, hermanastro de Felipe II y su hermana Juana de Austria y la que ahora en adelante iba a ser su camarera mayor María de la Cueva, viuda y condesa de Ureña, la cual la trata como a una hija desde un principio y ella siente que es como la madre que ha dejado en Francia.
Día 12 de febrero de 1560, es el día en el que por fin el monarca Felipe II se puede casar con Isabel de Valais donde el enlace se celebra en el Palacio del Infantado en Guadalajara.
Al día siguiente del enlace, Isabel estaba radiante y decidió dejarse el pelo suelto, cosa que para una reina eso era una indecencia pero a ella la daba igual, así que se presentó así ante su esposo para desayunar, pero no se encontraba solo sino que se encontraban otros hombres más, pero ella se percató solamente de Juan de Nápoles, un chico de 19 años, bien parecido y ayudante del guardajoyas de la corona.
Cuando Isabel conoció al que en un principio iba a ser su esposo, el príncipe Carlos, se llevó una impresión malísima, nada que ver con el retrato que la enviaron, y daba gracias a sus padres de que la casaran con el padre, ya que el hijo solo la producía asco.
Isabel al ser tan joven no tenía aún el periodo por lo que Felipe II decidió no hacer el acto sexual hasta que esta lo tuviera, la respetaba muchísimo e incluso sus sentimientos hacía ella eran muy distintos a los de sus dos anteriores mujeres, verdaderamente la quería y no quería que la faltara de nada. Como os comentaba antes, Isabel se fijó en Juan de Nápoles y le hizo llamar para poder hablar con él y quería que él se hiciera cargo de El Estanque, así llamado el diamante que su esposo la regaló, con un valor incalculable y él con mucha amabilidad lo acepto, pero la cosa fue a más día a día y con la excusa de que le trajera a cada momento el diamante, así le podría ver hasta que la confianza fue a más y llegó a convertirse en el amante de la reina.
Isabel no se encontraba bien en Toledo, le parecía triste y oscuro y para más colmo su prima Anna Montpensier la metía cachorros en la cabeza de que mientras estuviera allí jamás la iba a bajar el periodo. Pasaron dos años en los que la tardó en bajar y lo tuvo por primera vez con 15 años, pero lo tuvo después de que su marido aceptara la petición de su esposa y se fueron al Alcázar de Madrid, pero antes de ordenar ese cambio, el monarca echó de la corte a la prima de la reina y a Madame Clermont, que eran las dos que malmetían a la reina y las que no eran trigo limpio ya que revolucionaban a todas las damas de la corte.
A Isabel no le hizo mucha gracia que echara otra vez a Francia a su prima pero no la quedó otra que quedarse con el pataleo.
Isabel era una persona débil y enfermaba rápidamente y el golpe más duro después de la muerte de su padre fue el de la muerte de su hermano Franciso, eso la llevó a estar en cama durante varios días con mucha fiebre y un estado como de locura, pero según el médico que la trató, eso era normal en las mujeres, a lo que quiso venir a decir es que a todas nos dan arrebatos de locura y que nos cambia el carácter con mucha facilidad.
Llega el momento de hacer sexo con su marido y no aguanta de dolor y las habladurías comentaba que era por el volumen bastante pronunciado del miembro del rey, eran unas relaciones en las que ella no gozaba y el monarca tampoco incluso una vez tuvo que dejarlo a medias e ir a buscar a su amante, la dama mayor de su hermana Juana de Austria, Eufrasia Guzmán.
Al saber que su esposo tenía una amante se revolvía de celos, no aguantaba que su marido estuviera con otras mujeres cuando con la que tenía que estar era con ella.


MI OPINIÓN:
Es una novela histórica, escrita con gran soltura . Nos describe un episodio fascinante del siglo XVI, en cuya trama no faltan las intrigas y pasiones de los personajes y que nos cautiva hasta el final del libro. Nos describe una situación que era muy frecuente en esos tiempos: el matrimonio concertado.

La situación que vive nuestra protagonista, ir a un pais que no conoce, convivir con personas que le son totalmente ajenas y con sentires diferentes. Y todo para dar un heredero a la corona, un ansiado varón. Responsabilidad muy grande para una niña.


1 comentario:

Anónimo dijo...

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