Los comulgantes

"Eli Eli lama sabactani"
(Mt 27:46)

Las películas de Semana Santa típicamente son bíblicas, peplums (pelis de romanos, vaya) y sobre la Pasión de Cristo. Saliéndome de la norma, recomendaré una película que nada tiene que ver con esta visión cinematográfica sobre el tema.

En estas fechas lúgubres en la que las calles huelen a sangre y a muerte, les recomiendo fervientemente que vean "Los comulgantes" de Ingmar Bergman.

La película no pasa ni en primavera. Su título original es Nattvardsgästerna (Luz de invierno) y además no se engloba en una perspectiva católica. Trata sobre un pastor luterano en crisis de fe, y lo que acontece a su alrededor, a su escasa feligresía en una iglesia de pueblo del lejano norte.

En una conversación que éste mantiene con su sacristán, jorobado y tullido, Algot, que así se llama, le dice al padre Ericcson que los sufrimientos de Cristo no fueron físicos, si no más bien de orden psíquico. Yo -argumenta el sacristán medio minusválido- he padecido en mi cuerpo igual o más que Jesús soportó en la cruz. Cristo sufrió -prosigue- porque sus amigos, sus discípulos, lo vendieron, lo traicionaron y lo abandonaron a su suerte en el Gólgota. Debe ser realmente doloroso que sentirse solo. Tan solo se sintió en la cruz que creyó también que su padre en el Cielo también le había abandonado. (Las frases no son literales, pero trasmiten el mensaje que quiso dar el tullido Algot).

En realidad, para Jesús, si tuvo naturaleza humana, que es lo que dicen las Escrituras, aparte de las laceraciones y su muerte en la cruz, la traición de Judas, las 3 negaciones de Pedro antes de que el gallo cantara, debieron ser más dolorosas aún que la lanzada de Longinus. La soledad es pues, el más terrible de los dolores.

Esto está corregido y aumentado de mis anteriores blogs. Yo dejé de ver películas de Bergman porque me deprimían mucho. Pero mi admiración por el director sueco, y mi predilección por esta cinta, hace que todas las Semanas Santas me ponga la peli.