Empezamos con el Editorial de nuestro Presidente Juan Jurado.
Durante los días de vacaciones estivales, uno tiene tiempo de hacer cosas que en otro período del año no puede, o más bien, de no hacer, como es el caso que quiero traer a colación en este número Uno de “
Es lamentable a lo que ha llegado la televisión española, con esa proliferación de cadenas privadas, que unidas a las públicas, en una feroz competencia, están rivalizando por quién se lleva la mayor parte del pastel de la audiencia, en base a programas en donde el insulto, la descalificación, las peleas conyugales, infidelidades, desavenencias familiares, la proliferación de, no ya personajes, sino “personajillos”, es lo más normal, incluso en horario infantil. Programas donde se prima el morbo, la sensiblería, el sensacionalismo, el escándalo puro y duro. Todo vale para atraer a la audiencia. Es lo que en lenguaje coloquial conocemos como “telebasura”. Esos programas que nadie dice ver, pero que sin embargo son los de mayor audiencia. Y no hay forma humana de librarse de ellos. Ni siquiera haciendo “zapping”. Si cambias de una cadena a otra te encuentras con idéntico formato de programa en donde lo único que cambia es el decorado y los anteriormente denominados “personajillos”, sacados la mayor parte de las veces de otros programas basura, tipo “Gran Hermano”. Programas emitidos en la franja infantil donde las palabrotas son continuas, convirtiendo lo que debería ser una conversación entre un grupo de tertulianos, en un baturrillo de monólogos, donde lo más importante es decirlo mientras más alto mejor, logrando que al final no se entienda nada. Programas donde se les da bombo a la vida privada de tipos que se hacen ricos sin dar un sólo palo al agua. ¡¡ Qué lejos queda ya programas tipo “
Y que decir de los informativos de las distintas cadenas de televisión, donde hay que llenar de contenido una hora de programación, dado que los tradicionales de media hora ya están pasados de moda. Hoy la mayor parte de cualquier informativo es una concatenación de atentados, accidentes de tráfico, catástrofes, violencia de género, etc., etc., etc., y si es mostrando la mayor cantidad de sangre, mucho mejor. En síntesis, la reaparición del periódico “El Caso”.
Si hasta el fútbol es mejor verlo quitándole la voz a la televisión.
¿Por qué la aparición de las cadenas privadas no ha generado una mejor oferta, sino todo lo contrario? ¿Se puede poner freno a esto, o el fenómeno de la “telebasura” aún puede ir a peor?
Afortunadamente siempre hay consuelo mirando a otros países. En Holanda, por ejemplo, una cadena de televisión, tuvo en su programación en horario “prime-time” el programa “El gran show del donante”, durante el que una mujer de 37 años, enferma terminal por un cáncer, selecciona un receptor para sus riñones de entre tres concursantes enfermos renales, o el caso de Jade Goody, la británica que se hizo famosa por el concurso Gran Hermano inglés, cuyo programa tuvo que abandonar cuando le diagnosticaron un cáncer avanzado. Desde entonces grabó su propio programa de televisión en el que desmenuzaba detalles de su enfermedad, para llegar ya en plena metástasis, a anunciar la venta de su boda y muerte por el precio de
Una cosa sí tiene de bueno la televisión de hoy, y es que te permite dormir a pierna suelta sin el más mínimo temor de perderte nada importante, aprovechando así mejor el tiempo en este período estival.
Menos mal que ahora nos llega la televisión digital. ¡¡Qué Dios nos coja confesados!!.
PD: En todo en la vida hay excepciones, como, por ejemplo, el programa “Saber y ganar” y los documentales de la 2.
Un saludo,
Juan Jurado
No hay comentarios:
Publicar un comentario