lunes, 18 de enero de 2010

Sueños



José Jiménez Ortega


Primer sueño

Un día soñé que me llamaba José Jiménez Ortega y, como sabe todo el mundo, es decir, mi mujer, mis hijos y mis cuatro amigos y medio, soy pedagogo. Soy pedagogo de los que ya no existen (o sí), al menos esos son los ecos que llegan a mis cada días más duros tímpanos .Soy pedagogo por vocación, o expresado de otro modo, porque me gusta enseñar y me siento bien cuando alguien aprovecha mis enseñanzas, y tenga la edad que tenga logra sacar beneficios de ella. Pero soy pedagogo de nacimiento, incluso antes de que la Licenciatura de Pedagogía existiese yo ya era pedagogo.

Pues bien, un día el pedagogo Pepe, que soy yo, soñó que existía una escuela en la que se impartía una sola asignatura: VIVIR.


Soñó que en Educación Infantil la mayor parte del tiempo se dedicaba al juego, las canciones, la danza, el teatro…Que los papeles, cartulinas, colores, lápices, pinturas, sólo eran utilizadas por aquellos niños que insistentemente lo requerían.

Soñó que la enseñanza de los valores humanos individuales y sociales y la educación para la ciudadanía eran muchos más transcendentes para la evolución y desarrollo de la humanidad, que toda la fusión del conjunto de materias que hoy estamos aprendiendo.

Que en las aptitudes y capacidades que los infantiles iban desarrollando se ensalzaba y premiaba fundamentalmente la alegría de vivir, la risa, la espontaneidad, sus deseos de querer y ser amados, su facilidad para convivir, ayudar a los demás, sentirse el que llora o sufre, el que pasa hambre , el solitario, el tímido…

Soñó que los políticos de la educación, ministros, directores generales y demás gente importante recordaban su niñez, y que cuando se diseñaban los planes educativos no se tenían en cuenta los conocimientos a impartir, los objetivos mínimos a dominar por los alumnos, las áreas por niveles…No, nada de eso era importante. Lo básico era enseñar a vivir, a ser feliz haciendo feliz a los demás.

Lástima que el sueño acabara tan pronto.


Segundo sueño


Otro día soñé que las notas, las evaluaciones, no hacían referencia a las habituales y tradicionales asignaturas o materias de costumbre. Es decir, que las matemáticas, el lenguaje, sociales, naturales, etc. habían desaparecido de los boletines y cartillas escolares, siendo sustituidas por contenidos como: predisposición para la paz, sinceridad, uso de la libertad, derecho a la igualdad, responsabilidad, etc. y que los alumnos que avanzaban en estas áreas eran los que realmente conseguían buenas calificaciones, pasaban los cursos con la admiración de todos, convirtiéndose cada vez en personas más dignas honestas y eficaces, cuyo quehacer era fundamental para que el ser humano se fuese haciendo progresivamente mejor, más preparado para vivir sus momentos de soledad y también sociedad.

Estas enseñanzas le proporcionaban el equilibrio psicológico, la madurez suficiente y un conocimiento sobre la vida que jamás habían pensado que podrían conseguir.

Las materias clásicas no es que se hubiesen abandonado totalmente, simplemente eran unos instrumentos que había que conocer y normalmente todos los alumnos al acabar sus estudios dominaban a la perfección, por supuesto , unos bien, y otros mejor, pero esto era algo que ni a padres ni a profesores preocupaba porque consideraban que nadie es mucho más feliz ni vive mejor por saber la raíz cuadrada o las preposiciones, ni por saber el área del cuadrado; eso eran asuntos que en caso necesario ya se aprenderían.

Lo importante era enseñar y aprender a vivir, a vivir solo y con los demás y, en consecuencia, eran sancionados con dureza todos aquellos alumnos/as que con sus palabras o actos impedían una convivencia armónica, como por ejemplo: los mentirosos, los pequeños estafadores, los calumniadores, los insistentes ladronzuelos, los perturbadores de la paz, los agresivos, etc.

A la larga todos ellos, después de alguna reprimenda o sanción, sentían la necesidad de hallarse en el grupo, luchaban por cambiar su conducta hasta conseguirlo. Los que tardaban en modificar su comportamiento se iban quedando cada vez más aislados, de modo que no se hacían esperar demasiado para incorporarse a su respectivo grupo en los que poco después llegaban a ser los más avanzados.

Cuando acababa el período de escolaridad muchos de estos alumnos continuaban los estudios llegando algunos hasta niveles superiores, otros se iniciaban en cualquier profesión que más tarde ejercían con habilidad y destreza, y aún más, conseguían divertirse con su trabajo, bien en la relación con los compañeros, por quienes se sentían queridos y respetados y a quiénes querían y respetaban, bien por la propia tarea, que trataban de desempeñar los mejor posible sin importarles el tiempo ni el esfuerzo.

Su mayor placer procedía de la propia labor que realizaban. Concluir bien un trabajo cualquiera era una de las mayores satisfacciones que percibían y uno de los retos a los que con ganas tesón y responsabilidad se enfrentaban. De ahí muchas veces la admiración y el respecto de sus compañeros. Claro, que también existía la envidia y el resquemor de algunos, pero éstos pronto eran ignorados y, en el mejor de los casos abandonaban la empresa para dedicarse a otros menesteres.

La relación entre los diferentes sexos era… Riiing… Riiing… Riiiiiiing…!!! La alarma sonó y lo mejor de mi sueño quedó colgado .Espero que Morfeo llame nuevamente a mi puerta, libere las cadenas del subconsciente y permita que un final feliz dé por terminadas estas fantasías.



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